jueves, diciembre 27, 2007

Reflexiones de comienzos de siglo

Duro trance este…, mientras escribo me sirvo un trago, fumo y de fondo suena el TV con el programa del Mega “Kike Morande”, soy un hombre moderno. La cuestión es que no quiero serlo. La disyuntiva nace al intentar disgregar mi naturaleza histórica de hombre educado bajo las directrices conservadoras que mis padres otorgaron, ya sea en la educación hogareña o por el apego a los colegios católicos desde los cuales adquirí el temprano adoctrinamiento.

El problema planteado resume de alguna manera, si inscribirme entre los individuos anómalos que permanecen en la vida observando sus contradicciones desde la comodidad del sofá de casa, entre meditaciones pseudos filosóficas, reconociendo que las cosas pueden ser de otra manera, comprendiendo que existe otra geometría de concebir lo que acontece, o declararme radicalmente antagónico al modelo declarado como natural y cuestionarlo desde mis entrañas, admitir con convicción que mi presencia en la realidad no obedece a ningún cannon que me conciba como sujeto histórico, sino que me construyo cada día desde distintos ángulos y vericuetos otorgados por las realidades de otros que sobreviven de la misma forma que yo.

Conciente de que el paso propuesto no es cuestión inmediata, sino que exige una conversión integra como individuo, creo prudente plantear la tarea impuesta con las herramientas que hoy en día poseo, mis conocimientos y mis planteamientos. Intentaré dar un bosquejo de la situación social del hoy, identificando aquellas categorías que considero fundamentales para comprender como los modelos sociales imperantes actúan entre los individuos y como estos actúan sospechando de los tiempos actuales.

Reflexiones de comienzos de siglo

Nosotros los seres humanos hemos sido arrojados en este planeta como individuos dotados de vida, conciencia, memoria y sentidos, capaces de construir y de sobrevivir a las vicisitudes del tiempo y su largo transcurrir, pero estamos sometidos a un reto difícil de sobrellevar, no estamos solos, debemos convivir con otros individuos semejantes y peor aún, con las mismas capacidades. Es así como se conjugan en un mismo paradigma el sujeto histórico y sujeto social. Desde aquí nace mi reflexión, aunque resulte complicado concebir al sujeto como resultado de una posibilidad que justifique la nulidad del proyecto humano, no puedo sino, desarrollar mis planteamientos desde la historia y desde el adoctrinamiento a que me han sometido. Difícil es también intentar dar cuenta de lo que solo puedo ver a modo de intuiciones ya que la tensión entre lo que creo y lo que descubro, cada día hace que mis mapas mentales tiemblen y se complejicen, que mis ideologías se fortalezcan o se derrumben.

El problema que plantea la modernidad gira en torno a ella misma, los planteamientos vertidos desde las ciencias dan cuenta de este periodo histórico como si fuese el único posible, intentando destruir todo aquello que la critique o que la ponga en cuestión. Los modelos que sustentan la modernidad están establecidos como sistemas de auto reproducción, la filosofía neoliberal de cuenta de marcos teóricos que necesita el sistema, el capitalismo la alimenta y consigue los recursos para crear nuevas necesidades y a la vez satisfacerlas. El mero cuestionamiento le otorga al individuo el carácter de sospechoso, por lo tanto se le debe disciplinar ya sea por la educación o por la fuerza.

Atrapado entre dos paradigmas.

Entre el siglo XX y comienzo del XXI acaso los más bestiales de todos, en donde el ser humano arrasa con su prójimo por querer obtener el poder y desconocer la convivencia por la subsistencia como antaño. Las fuerzas de organización ahora son demarcadas por lo que llamamos políticas o gobiernos que están a cargo de la dirección de los pueblos, han creado sistemas de identificación política que llevan a los pueblos a determinarse entre capitalistas o críticos al sistema (antiguos revolucionarios, o también llamados comunistas, lo mas moderados suelen autodenominarse socialistas), unos llevados por el aumento del poder económico y otros por la igualdad social. Lo cierto es que ni uno ni lo otro, desde la perspectiva moderna no se puede dar creencia a que la supremacía de ambos modelos políticos pueda ser llevadero en un futuro próximo. La ley del más fuerte fue ya sometida a juicio durante la guerra fría y los resultados dieron por vencedor a un sistema capitalista que ha llevado a la humanidad a convertirse en depredadora furtiva de su contraparte. El poder del dinero ha sido cimentado desde que se creo la propiedad privada. El ser humano siempre quiere más.

Nuestro siglo se ha caracterizado por el gran avance tecnológico determinado por el desarrollo de la industria y últimamente de los sistemas especulativos que mueven grandes capitales, todo esto genera ganancias dirigidas por corporaciones que persiguen el enriquecimiento como medio de subsistencia, lamentablemente este sistema no permite que los beneficios del enriquecimiento lleguen en forma equitativa al común de la población, los gobiernos se empeñan en crear políticas sociales que tiendan a la equidad económica, inversión en salud y educación, en la construcción de obras públicas, en la creación de leyes que otorguen la seguridad del empleo. Al señalar estas características podemos distinguir dos modelos evidentemente distintos, por una lado aquel que pretende lograr el enriquecimiento para generar mayores recursos a fin de ser invertidos dentro del mismo sistema y así hacerlo auto sostenible, y por otro, orientado a normar y generar recursos para el bienestar de la población en general. Los estudios actuales acerca de la realidad les dan la denominación de “Neoliberalismo (la nueva derecha)” y “Socialdemocracia clásica” (vieja izquierda)”

Los sistemas de organización de la población tienen un común denominador, desde las civilizaciones mas primitivas hasta las mas sofisticadas, ambas conforman un espacio territorial, un pasado en común, un lenguaje y costumbres que los hacen identificables, la organización basada en la entrega de soberanía a ciudadanos representantes de la población, un sentimiento de pertenencia que no es reconocido en forma conciente, si no que crea una identidad que arraiga valores y sentimientos comunes que arroja como consecuencia el hacerse identificables entre si, nace así la conceptualización de nacionalidad. Un concepto que reúne, atrae, relaciona, protege.

Pero, toda multitud con arraigo hacia el sentimiento nacional tiende a caer en el caos si no existe una jerarquización que permita la organización de la población a nivel macro. El concepto de estado semánticamente provoca la idea de separación, de distanciamiento, de obligación, de repudio, de contradicción entre la sociedad que debería buscar alguna explicación que permita dar cuenta de tal situación. El estado nos dirige dada la representatividad y soberanía que históricamente le hemos otorgado, pero el problema semántico esta enraizado en los constantes cambios que ha sufrido la humanidad en especial en nuestro siglo. La filosofía crítica reacciona frente al estado posicionándolo como el organismo que articula la política capitalista, creando sistemas de culturización y de represión, educando y corrigiendo. Esta dualidad estatal y dada las características que hoy en día se le otorga nos hacen sospechar que el hombre se siente insatisfecho, está en desacuerdo con el orden establecido y el cuestionamiento ahora comienza desde la base del sistema. Cuestión peligrosa para el modelo capitalista, ya que la dominación esta sostenida igual al modelo griego, el OIKOS y POLIS.


Entramos a un punto de conflicto ya que en los dos momentos anteriores los paradigmas que dominaban la historia eran establecidos por reconocidos factores políticos y sociales, el sujeto social podía establecer sus bases de conocimiento y de cultura por modelos reconocibles y poderosos, pero al establecer un tercer momento de surgimiento no podemos mas que inferir y conjeturar, dado que los paradigmas no son los mismos. Reconociendo este antecedente y conjeturando poder vislumbrar el surgimiento de un nuevo paradigma, uno que allane la equidad social y que permita la autonomía de los estados, a la reconciliación de las naciones con sus estados.


Señales de un nuevo paradigma


La globalización es un fenómeno moderno que no ha considerado como elemento intrínseco a ella la humanización, el sistema neoliberal ha sido fuertemente criticado ya que las empresas capitalistas persiguen la máxima de desarrollarse en base a sus ganancias y no en base a sus empleados, es así que el sujeto social se debe a su trabajo y no ha si mismo, la vida familiar queda en segundo lugar ya sea por el factor tiempo o por el factor dinero. Es prudente aclarar que los críticos de la modernidad se refieren a la globalización como un fenómeno positivo que permite notables mejorías en distintos planos sociales, el problema surge cuando el capitalismo lo utiliza como herramienta de expansión del modelo.

El factor ecológico como signo de la modernidad nos remite a la falta de respeto que el desarrollo ha tenido frente a la naturaleza, la creación de empresas que arrojan al aire o al agua los desperdicios de sus procesos productivos han deteriorado el medio ambiente de tal manera que los gobiernos han tenido que intervenir para plantear leyes que resguarden los ecosistemas, esto solo con el objetivo de impedir la muerte de la población como consecuencia de la contaminación. Hay que hablar también del crecimiento de las ciudades de manera desordenada y sin ningún tipo de plan regulador que permita la conservación de áreas verdes que oxigenen las ciudades y den lugar al reencuentro de los sujetos en espacios limpios y sanos que permitan el normal desarrollo de la población infantil y la tranquilidad de la población senil. La supremacía de la proliferación del capital ha ganado a la proliferación de lo natural como modo sano de vivir.

El surgimiento que movimientos sociales con un fuerte carácter crítico hacia el modelo existente es otra señal que no hace otra cosa que demostrar el descontento de la población, el planteamiento de nuevas formas de gobernabilidad y de hacer políticas, teniendo al hombre como principal objetivo y no al capital demuestran el surgimiento de este nuevo paradigma. Ahora estos movimientos han aprovechado la globalización y permiten implantar el concepto de humanización.

La cuestión del resurgimiento de un paradigma alternativo nace de la sospecha que entregan los signos. El sujeto social debe reinventar su cultura y aprovechar las relaciones sociales que lo sustentan para comenzar a exigir el derecho a la justicia social, y a la mayor participación en lo que el mismo produce en beneficio propio y de sus familias. El estado debe ser el garante de la práctica de políticas mas humanas y justas, en paz con nuestro medio ambiente y con nuestros vecinos, dejar caer al capitalismo y cambiar el paradigma histórico por un nuevo paradigma en construcción.

El tiempo aun es poco, es imposible conceptualizar ni mucho menos definir los factores que harán posible tal viraje, pero las señales están, la historia nos obliga, y nuestras conciencias lo necesitan.


La responsabilidad que obliga concebir un modelo alternativo de proyecto humano no se desembaraza de la historia ni la deja de lado para auto cimentarse y crecer en un eterno auto referente. En este paso la historicidad humana debe cumplir un papel fundamental permitiendo abrir posibilidades de reflexión en donde los modelos sociales anteriores sean rescatados y vueltos a pensar, nada ni nadie es dueño de condenar experiencias políticas que por el mero hecho de ser conducidas por personas equivocadas, o el que sus ideologías fundamentales hayan sido mal interpretadas signifique el error o la culpa de estos. Para pensar de esta manera es necesario aceptar que las cosas pueden ser distintas a como estas fueron hechas. La casualidad juega un rol fundamental, al entender como los sucesos se van desarrollando, como el juego de personas a cargo de un proyecto pueden o no determinar el flujo de las ideologías de tal manera que estas sean el resultado de una manera de interpretación propia y no global. La historia así concebida se vuelve entonces objeto de análisis bajo el punto de vista de la posibilidad.


¿Como entonces podemos pensar al nuevo hombre?, de que manera este prototipo de ser humano puede llegar a establecer un nuevo modelo de sociedad?

La gran madre

La imagen del poderoso y exitoso como un ideal de ser humano es puesta en la cabeza desde que somos niños, los modos de educación en los países no pasan a ser muy diferentes unos de otros, el tratamiento que se le da a la enseñanza de la historia, las ciencias sociales, las cívicas, apuntan a la creación de un tipo de hombre que solo quiera, que desee ser explotado y así asegurarse un buen vivir. Buen vivir entendido al modo moderno, como aquel que tiene casa, auto, familia, comida, ropa y no pasa frío. No queda espacio para la reflexión ni para el cuestionamiento de una ruta alternativa, todo proceso es eliminado en forma automática ya que de no ser así, desencajamos. Gran promotor de esta imagen han sido los medios de comunicación, con la masificación de los medios en el último siglo, es prácticamente imposible que alguien no tenga en claro que su objetivo en la vida es permanecer en los brazos de la sociedad, así solamente se está protegido, a salvo, cálido. Nuestra gran madre “la sociedad moderna” nos da un fuerte abrazo ha quienes nos hemos sabido comportar y llevar más hacia delante, ensanchando sus fronteras, acrecentando sus riquezas. Mientras el status quo se mantenga podemos estar tranquilos y aceptar que es la única manera posible de concebir la vida, y que tenemos por obligación reiterar la misma operación con nuestros hijos, y estos con sus hijos y así hasta que sea eliminada toda posibilidad que signifique una alternativa.

El modelo imperante solo entiende de riquezas, de poder, de control, de explotación, los que triunfan pueden convertirse en productores y merecer una cota de poder, los que son derrotados son llamados pobres, hambrientos, mal paridos, son aquellos que sobran en el proyecto humano y solo están destinados a la sobre vivencia por medio de la caridad. Se distingue que el modelo no es para todos, sobran aquellos que por debilidad, o por ser herederos de sobras anteriores, cargan con el estigma de ser la imagen pura de lo que no debemos permitirnos. El pobre es quien debe ser eliminado, en la modernidad no hay espacio para quienes fracasen. La gran madre no tiene compasión con estos, en ellos el frío y la inmundicia abunda, el hambre y desamparo actúan día a día, la educación no es posible por que él, no entiende, no razona, no entiende palabra, no comunica, no tiene derecho, no es digno, no posee moral no virtud solo sirve para estar ahí. En esta pura condición del pobre, solo se relega su existencia a un mero estar ahí, un lugar espacial que a veces es indeterminado pero su presencia es signo de que lo opuesto existe, se deja en tela de juicio algo que no habíamos vislumbrado en las anteriores reflexiones, ¿es entonces el pobre una falencia del sistema?, si la pobreza es una falencia del sistema, y esto solo lo entiende por la carencia de bienes materiales, ¿es posible concebir a un tipo de pobre intelectual?, entendido como tal aquel que posee riqueza material pero no ha sido conquistado enteramente por los requisitos de la modernidad.

Si la modernidad mide el éxito solo en términos materiales, como explicamos la existencia del progresismo, de la crítica, por que, si bien es cierto que son corrientes minoritarias, estas existen, y su propuesta es clara, y sospechosamente concuerdan con el modelo de ser humano que se busca para dar cuenta de un nuevo modelo de sociedad.


El suicidio para dejar de entregarse

Para descubrir pistas que nos lleven a comprender la silueta de quienes están destinados a ejecutar el cambio de la modernidad es forzoso recurrir a experiencias que limiten con lo que entendemos por cordura, aquellos que en un acto de incompresible irracionalidad recurren a la negación de su propia vida.

Por años la cordura ha enmarcado las normas de comportamiento y solo la entendemos como tal si se cumplen todas las normas que operan dentro del sistema, ya sean sociales, civiles, legales, culturales, etc. Estas nos permiten dar cuenta de nosotros mismos en relación con los demás, se me permite ser reconocido y coparticipe de un grupo al cual pertenezco, “se me conoce”, en mi individualidad, puedo y tengo el derecho, por que cumplo con las normas, de llamarme persona. Por lo tanto todo lo que acontece en mi entorno “me sucede”, si alguien me saluda yo estoy “ahí” para saludarlo, si estrechan mí mano, en ese mero acto se reconoce mi presencia, es más, se me busca, se me necesita, opero en sociedad como un engranaje que sirve.

El hombre moderno es tal solo en condición servil, es reconocido en tanto mantenga la cordura.

La negación de todas estas características anulan a la modernidad, la negación de todas estas características solo pueden ser entendidas bajo la locura o la no vida, un suicidio. No una muerte causada por otro hombre ya que esta es a condición de la modernidad. Me refiero a una reflexión tal que la determinación de auto eliminarse pase por el acto de morir.

Usando el suicidio como una figura casi terrorista al sistema, puedo anular la entrega que hago de mi cuerpo a la dominación, en un acto de heroísmo salgo de la trinchera y ataco de frente, me arrojo en un acto propio que no es intervenido por la ideología de dominio, en este mero acto dejo de pertenecer y de ser utilizado, mi entrega ya no es tal, dejo de ser servil doy solución definitiva a mi dilema. La apertura es total, cometer suicidio es rechazar la doctrina moderna y reconocer la posibilidad de otro mundo.

Aquellos que siguen entregándose, pueden tener consuelo en servir al modelo, enseñando, humanizándose, reproduciendo una y otra vez lo que es bueno de lo que no, lo cuerdo de lo insano. No se dan cuenta de la enorme tristeza que llevan por dentro, no se dan cuenta de la responsabilidad que tienen entre manos y en un acto inconciente siguen día a día arrastrando los pies los cuales cargan con los grilletes de la dominación.

El acto libre de ejercer el dominio sobre lo único que nos pertenece, la vida no hace más que confirmar la existencia de un propio poder, absoluto de apertura. Es un momento mesiánico, glorioso, solo comparable a un “volver a nacer”, con todo por delante, con la página en blanco para crear, para revertir 20 siglos de esclavitud, en donde se nos ha hecho creer que somos personas con derechos y beneficios, que somos libres de hacer lo que deseamos que todo es normal y placentero y que las cosas no pueden ser de otra manera.

Lo cierto es que miles de millones son los que saben levantarse por la mañana, amarrase los grilletes apenas bajan de la cama y dirigirse a los campos de producción, no ven porque no lo desean, no sienten por que las armaduras de la ideología moderna ha sido puesta en sus cuerpos por los medios de educación, de comunicación y de poder. Si alguien les dice, ¡suicídate!, es denunciado como insano, loco, raro, pobre. Los miles de millones son acobardados con la represión del bienestar, de la avaricia, se sientan al frente del televisor a ver el “Kike Morandé”, y pueden dormir tranquilos, porque allá afuera no pasa nada. Seguirán reproduciéndose, acariciando sus cuerpos en un acto de lo que llaman amor, cuidarán de sus familias y enviaran a sus hijos al colegio, y no hacen más que reproducir la bestialidad y la inmundicia.

El hombre moderno debe morir, pero esta muerte es la más difícil de todas, es aquella que la propia mano porta el arma, el cuchillo, la cuerda de la guillotina, yo me empujo al precipicio, me corto las venas, me dejo de entregar.

Reflexiones finales

En la actualidad la potencia mundial que lidera y defiende el modelo, Estados Unidos, está pasando por una crisis coyuntural, su economía se está derrumbando, lo que ha provocado una serie de acciones por parte de los Bancos Centrales de los países desarrollados con el objetivo de evitar una caída en cadena que signifique una nueva “depresión económica”, esto es una señal de que el modelo tiene fallas, que es vulnerable y que está entrando en una etapa de crisis. Curiosamente lo que ha evitado que esta crisis tome un rumbo mayor ha sido el creciente aumento de la economía de los países emergentes entre ellos China, India, Brasil y Rusia, que de pura casualidad tiene regímenes políticas alternativas al modelo neoliberal. Por otro lado, en Latino América se ha dado un panorama inusual para los intereses de los gobiernos neoliberales, Cuba, Venezuela, Ecuador, Argentina, Chile, Bolivia entre otros cuentan con gobiernos de Izquierda. Esta cadena progresista ya ha actuado de alguna manera en la oposición de políticas imperialistas, una de las últimas intervenciones fue el apoyo dado a Evo Morales por los presidentes de Chile y Brasil en la firma por la carretera transatlántica. No resultaría extraño que luego Chile le otorgue la salida al mar a Bolivia.

Todo esto configura un mapa que da cuenta de la crisis por la que pasa el modelo, que es vulnerable y que estamos en la etapa de la historia en que otro mundo puede ser posible.

Todo discurso solo se queda en la palabra si no se pasa a la acción, el filósofo, el intelectual seguirá siendo lo que es, si no descubre la manera de pasar a la acción.

Esta batalla por la reconversión del estado moderno es una lucha que se debe dar en todos los frentes, en donde con seguridad la guerra se hará presente y la vida de muchos será quitada de antemano por el poder. El sistema capitalista funciona bajo esos cánones, el dominio de los cuerpos es el dominio de la vida, cuando “yo” me hago cargo de ella es solo por intermedio de un suicidio, acto mirado como bestial e impensado, pero que guarda una figura potentísima frente a la dominación. El suicidio pasa a ser un acto viseral, en donde el parafraseo, el discurso, el pensamiento se ejecuta en la fuerza de los actos, es en donde el filosofo y el intelectual bajarán del podio y tomarán las armas para ganar la guerra que dará cuenta de la revolución paradigmática.

Eliminar la entrega, ese entregarse por entero al servicio de los demás es solo eternizar el modelo en la educación de lo mismo, debo ser mezquino, mezquinizarse talvez sea condición previa al suicidio. Y luego la guerra.